sábado, 1 de noviembre de 2014

Hay despedidas que duran meses

Es tan difícil escribirte como entenderte… Entender tus cambios de humor, tus idas, tus venidas, tus “no puedo vivir sin ti” segundos después de mandarme a la mierda… 

 Era tan difícil “lo nuestro".


Me parecía imposible acabar eso. 
Acabar algo que empezó con sólo quitar unas simples pulseras, un “cara culo”, mensajes sin contestar… ¿cómo sin conocernos podíamos tener ganas de besarnos? ¿por qué coño siempre queríamos más? ¿por qué no fuimos uno más entre tantos? No dejo de preguntármelo.
¿…por qué tus manos y no las de otro? ¿por qué tus pecas? ¿por qué me gustaba acariciarte el pelo mientras te despeino si luego te ibas a peinar?  ¿por qué tu boca se tenía que llevar tan bien con la mía…?
Entrelazaban demasiado bien nuestros dedos, se besaban demasiado bien nuestros labios… tu boca era la única que sabía erizarme la piel con tan sólo rozar mi cuello… Dios, quién me diría que me enamoraría de ti.



Después llegó "la mala sensación, de tocarte dentro y no llegarnos ni a la piel"


(Pero tus manos…, temblando, siempre conseguían que me acabase derritiendo… )

Se me hacía un nudo en la garganta al pensar que ya no.

Que ya no iba a estar tus manos, ni tus ojos, ni tu boca con mi boca… que no dejabas de decir que tú siempre vas a estar… Eso no lo he dudado nunca. Pero el nudo en la garganta aumentaba al ver que ya no somos eternos… ni infinitos… y siento que me falta el aire cuando me doy cuenta de que esto ya no dura… Que parecía que ya no había razones para estar juntos.

"Pero no había razón más sencilla que me gustase estar contigo porque .
Pero no hay emoción más bonita, que la que se complica de lo fácil. Puestos a lo difícil,  me gustabas, porque los aciertos también se cometen, y los errores también avisan. Por eso tú eras un acierto, que enseñaba como un error. Porque me tocaba muy dentro tu risa, cuando me rozaban por fuera tus manos. Porque eras el sol de la calle en Marzo, y la lluvia de Diciembre en la cama. Porque tus ojos me ablandaban.. Porque  eras algo así, como una droga mensual, como un chute de oxitocina, un domingo por la tarde. Porque  eras como una reserva de ganas que señala el calendario, el placer de parar a respirar, y quedarse a vivir. Porque eras como un soplo, fuera de lo diario.  Un abrazo de ilusión de verte, una despedida rebobinada unas mil veces… es imposible olvidarse de ti… Eras… como un silencio en medio del ruido, como o un beso, a medias, en silencio. 
Porque eras ese escalón, en el que hay que tropezar antes de subir.  Porque hacías que despegue sin mirar abajo, y eres vértigo,  y nunca estuve tan segura  de llamarte mi vida.  
Porque  no hay razón más sencilla y clara, que me gustase estar contigo porque sí. Aunque no hay razón más bonita que complicarse en decirlo. Pero puestos a lo fácil,
Me gustaba estar contigo porque no quería estar con nadie que no fueras tú."

 Pero las cosas que funcionan no siempre marchan bien…
"Aunque teníamos todo el cielo del mundo…"

Y lo sabías, lo sabíamos… Llegué a creer que  de los que estaban entre el 86%...  
                                                                                                 
“Estábamos tan seguros de que las cosas no iban a cambiar que dejamos de cuidarlas, así que dejaron de funcionar… “



Aún así, gracias. Gracias por haber crecido y madurado conmigo. Por protegerme y por, a veces, saber llevarme. Por picarme y darme un beso después. Por quedarte mirándome como un tonto con ojos de enamorado. Por saber morderme el labio y hacerme perder la razón. Gracias por llevarme la contraria, y sacarme de quicio, por acurrucarte en mi cama y abrazarme. Por todos los catorce, siempre diferentes, siempre especiales. Gracias por dejarme llegar a ti, por conocerte, conocernos y perdernos en la cama. Gracias por enseñarme a parar, llevarme a mil restaurantes… pero sobre todo, gracias por haber sido tú. Tú, a secas, sin aparentar. Gracias por dejarme ser, y por que un día fuimos uno cuando éramos dos. Gracias por nosotros, pedacito. Gracias por estos meses, años…  
Por compartir nuestras vidas. Por todo, de verdad. “Ya lo sabes, corazón...”.


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